sexta-feira, 13 de março de 2009

Super 8 no México 2

"El conflicto planteado por la película (Mi casa de altos techos) refleja el debate que se dio en la época sobre las formas que debería asumir la contracultura. En un artículo editorial de La cultura en México publicado en 1973, Carlos Monsivás afirmaba que el 68 había terminado con la cultura oficial, y la consecuencia de ese derrumbe debería ser la consolidación de una contracultura que se enfrentara a la cultura dominante. Lo que seguía a ese derrumbe, en opinión del escritor debía ser un acercamiento del pensamiento al acontecer político y la conformación de una contracultura que se enfrentara a la cultura dominante. Pero advertía, en una clara crítica a la Onda, la corriente literaria cercana al rock encabezada por José Agustín, Parménides García Saldaña y Gustavo Sáinz entre otros, que "una contracultura en México no puede asumir formas idénticas a las ultilizadas en Estados Unidos e Inglaterra ni debe darse el lujo del irracionalismo o el exotismo o la "expansión de la conciencia" en los fines de semana. (...)

Hubo quienes creyeron por aquellos años que el súper 8 cumplía en buena medida con esta función renovadora. A partir del concurso convocado por Las Musas se surgió en el país un movimiento singular. Entre 1970 y 1974 se celebraron varios encuentros de cine en súper 8 en el que se presentaron más de 200 películas. La mayoría de ellas realizadas por jóvenes en su gran mayoría varones, cuyo promedio de edad eran los 22 años, algunos de ellos convencidos de que la clave para cambiar al cine mexicano estaba en el pequeño formato.

En 1972 un manifiesto firmado por Óscar Menéndez, Alfredo Gurrola, David Celestinos y Sergio García entre muchos más que con el título "Ocho milímetros contra ocho millones", que a partir de la publicidad de que la película Emiliano Zapata (1970) de Felipe Cazals había costado ocho millones de pesos futigaba a los cineastas que a fines de los años sesenta se habían proclamado independientes (como Arturo Ripstein, Paul Leduc y por supuesto también Cazals) y que durante el sexenio de Luis Echeverría habían comenzado a filmar películas patrocinadas por el Estado.

El término "cine independiente" afirmaba el manifiesto, no podía ser asumido por cineastas que gastaban en una película más de diez pesos, y era sólo aplicable al superocho. (...)

En 1971 se organizó un 2o. Concurso Nacional de Cine Independiente, ahora organizado por el comité de Difusión Cultural de la Escuela de Economía de la UNAM, que convocaba "a toda la juventud del país a presentar, por medio de la imagen y el sonido "EL PROBLEMA PRINCIPAL" en nuestra sociedad. A pesar de que se trataba de un tema muy semejante al propuesto por el primer concurso ("Nuestro país"), se percibía una creciente radicalización del movimiento superochero, que a partir de aquí conformó dos bandos plenamnete definidos. (...)

El debate entre las dos posiciones de superocheros estuvo presente en casi todos los encuentros y festivales de la primera mitad de los años setenta. Un ejemplo de la divergencia de puntos de vista fue la posición que tomaron en 1971 ante el masivo concierto de Avándaro. Alfredo Gurrola realizó una película en súper 8 con la colaboración de García y Celestinos. La cinta seguía muy de cerca al documental Woodstock (Michel Wadleigh, 1970), y de manera similar a las crónicas de la revista Piedra rodante , presentaba una visión optimista sobre el evento. Por el contrario, Escalona incluyó en El año de la rata escenas del concierto como un contrapunto lamentable de la represión a los estudiantes por parte del gobierno el 10 de junio que hacía eco de las críticas que algunos intelectuales de izquierda, como Carlos Monsiváis, habían expresado".

Nenhum comentário: